Con los cuatro datos de la sección anterior resulta muy fácil llegar a una conclusión clara. Usemos el razonamiento deductivo. Si el 70% de los niños españoles fallecidos en accidentes de tráfico el año pasado usaba un sistema de retención infantil, el sistema de retención infantil que usamos en España es muy deficiente. En nuestro país casi todos los niños viajan a favor de la marcha. Si este dato lo comparamos con la baja, casi inexistente, mortalidad infantil en países donde mayoritariamente los niños viajan a contramarcha, la fuerza de la evidencia nos lleva a concluir que en España los niños deberían viajar a contramarcha el mayor tiempo posible.
Si miramos un poco más allá de las cifras estadísticas planas, podemos contemplar la posibilidad de que otras variables influyan en ellas. En los países nórdicos se forma a los ciudadanos en valores y buenas prácticas como conductores y peatones. Invierten en infraestructuras y carreteras seguras, hacen estudios de seguridad (que por cierto concluyen que es más seguro que los niños viajen de espaldas al sentido de la marcha), e incluso realizan sus propias pruebas de impacto, más exigentes e independientes de las que deben aceptar como miembros de la Unión Europea. Aceptamos pues que la cultura vial sueca está a años luz de la española y la del resto de países europeos. A pesar de que, aun contemplando estas variaciones culturales y con sus resultados en la mano, sería lógico imitar las medidas de seguridad de una sociedad cuya cultura vial es tan superior a la nuestra ¿deberíamos aceptar que la diferencia cultural puede tener un papel determinante en tan divergentes y luctuosas estadísticas de mortalidad infantil? Rotundamente no.
No podemos aceptarlo porque las leyes de la física no entienden de cultura y son las mismas para un esquimal en el Polo Norte y para un masái en Kenia. Y la resistencia del cuello es la misma en una pequeña sueca de dos años que en un pequeño cordobés de la misma edad. Las leyes de la física, los tests de impacto con dummies y las estadísticas de siniestralidad demuestran que las fuerzas que soporta el cuerpo de un niño en un accidente de tráfico varían de manera sustancial si viaja a favor de la marcha (AFM) o a contramarcha (ACM). En los países nórdicos la mortalidad infantil en accidentes de tráfico es mucho menor que en el resto de Europa porque allí los niños viajan a contramarcha. La física demuestra que viajar a contramarcha es más seguro, tanto para niños como para adultos. Esto es una evidencia científica refrendada por las estadísticas y asumida por la gran mayoría de instituciones relacionadas con la seguridad vial[1] españolas e internacionales: DGT, Fundación Mapfre, Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), Organización Mundial de la Salud (OMS), RACE[2], RAAC[3], Asociación Americana de Pediatría (AAP), ADAC (General German Automobile Club), NHTSA (Agencia de tráfico de EEUU), TC (Agencia de tráfico de Canadá), ANEC (Asociación de Consumidores Europeos), Ministerio de Transportes del Reino Unido (DfT), Consejo Alemán de Seguridad Vial de Alemania (DvR), Alianza Europea para la Seguridad Infantil (ECSA), Consejo Europeo de Seguridad en el Transporte (ETSC) y muchas más[4].
Entonces, si es una evidencia científica, la práctica totalidad de instituciones del sector lo recomiendan y las estadísticas en los países escandinavos lo confirman, ¿por qué no viajan todos los niños en sentido contrario a la marcha? La respuesta es sencilla pero desalentadora: porque el sistema de retención que usan los niños depende de la elección que hagamos los padres, y los padres no conocemos toda la verdad.
Parece imposible que hoy día esto sea posible, en la sociedad de la información en que vivimos. La inmensa mayoría de padres recurrimos a instituciones como DGT, RACE, RACC, OCU para informarnos y elegir el modo más seguro de viajar con nuestros hijos, o simplemente nos dejamos asesorar por el vendedor de la tienda a la que acudimos. No podemos confiar en la inmensa mayoría de los vendedores de sillitas porque no conocen el peligro de ir a favor de la marcha y muchos ni siquiera saben que existen sillas a contramarcha para niños hasta los 25 kilos y los 120 centímetros de altura. Y aunque las instituciones sí asumen la evidencia de que viajar a contramarcha es más seguro para los niños, y así lo recomiendan en diferentes artículos e informes, ¡nadie informa de lo peligroso que es para un niño viajar a favor de la marcha con arnés o escudo!. Ésa es la media verdad que nos falta por saber, y lo que convierte la media verdad que sí conocemos en una mentira. Una mentira letal para los pequeños que tengan la desgracia de sufrir un accidente de tráfico sujetos por un dispositivo a favor de la marcha que retiene su torso pero no su cabeza, que al salir despedida puede causarle lesiones medulares o la muerte.
La ambigüedad con la que nos informan y la contradicción de posicionar en lo más alto de los rankings las sillitas a favor de la marcha, hace que los padres no seamos conscientes del peligro que suponen estas sillitas AFM, y que sólo concibamos la contramarcha como una opción algo más segura en teoría, sin dejar de considerar seguro que los niños viajen a favor de la marcha con arnés o escudo, ya que en la práctica las sillitas AFM tienen mejores puntuaciones en los rankings y todo el mundo las utiliza para sus hijos. Si en los rankings aparecen en las primeras posiciones sillas AFM, los padres compramos esas sillas, dejando a un lado las recomendaciones de que los niños viajen a contramarcha. Y es lógico que lo hagamos cuando la misma organización privada, a la que la sociedad ha convertido en referente del sector de la seguridad vial, aconseja que los niños viajen a contramarcha al mismo tiempo que publica rankings encabezados por sillitas a favor de la marcha y en los que las sillitas a contramarcha son mal puntuadas o ni siquiera analizadas.
Si supiéramos que esos rankings otorgan menos valor a la seguridad que a otros parámetros, en base a los cuales los primeros puestos son otorgados a sillitas AFM entre las que se encuentran modelos de marcas que tienen o han tenido acuerdos de colaboración con la organización privada responsable de elaborar rankings, quizás despojaríamos a esta organización y sus rankings del reconocimiento social de referente en el sector que en mi opinión no merecen. ¿Qué padres seguirían llevando a sus hijos a favor de la marcha depués de saber que supone un peligro letal para ellos, que con sólo un frenazo brusco o el impacto con un bordillo en ciudad su hijo puede quedar tetrapléjico o morir?
Considero que en la desinformación de los padres también tienen mucha responsabilidad otros organismos estatales y privados. La DGT está haciendo en estos días de noviembre de 2016 una campaña en radio para concienciar sobre el uso del cinturón en adultos y sobre la importancia de la correcta colocación de los sistemas de retención infantil (SRI). Admito que es un hecho probado que un número importante de SRI no son bien colocados por los padres, y es evidente que un SRI mal colocado es ineficaz y no protegerá al niño, y que por lo tanto hay que concienciar a los padres para que coloquen los dispositivos de forma correcta. Pero, ¿de qué servirá un SRI bien colocado a un niño cuyo cuello se parta al no soportar la fuerza de la inercia en su cabeza despedida por una deceleración brusca? ¿Por qué la DGT no nos conciencia primero del peligro que supone que los niños viajen a favor de la marcha y después se centra en que coloquemos bien los SRI a contramarcha? ¿Por qué sólo recomienda la contramarcha en informes y documentos cuya difusión es limitada y nunca la incluye en las campañas de difusión masiva de radio y televisión?
Para concienciar sobre el peligro de la conducción bajo los efectos del alcohol, la DGT ha realizado campañas masivas con eslóganes como “El alcohol mata” o “Si bebes no conduczas”, y la sociedad está bastante concienciada sobre esto. Dudo que esas campañas hubieran sido igual de efectivas si hubieran tenido el mismo tratamiento que la entidad da al peligro que corren los pequeños en SRI a favor de la marcha con arnés o escudo, si se hubieran limitado a unos folletos con eslóganes como “Es más seguro conducir sobrio” .
La Fundación Mapfre publicó en 2011 el informe más completo y que mejor[5] resume la importancia de que los niños viajen a contramarcha que he localizado en la red. ¿Por qué esta fundación publicó este documento o lanza buenas campañas informativas como Objetivo Cero víctimas en accidentes de tráfico, en la que aconseja que los niños viajen a contramarcha todo el tiempo posible e incluso habla del Plus Test sueco, pero remite a los padres a una web[6] en la que les recomienda que se guíen por la información que ofrece el RACE para elegir la mejor sillita para sus hijos? ¿Por qué incluye un comparador de sillas[7] basado en los rankings de RACE en el que las sillas ACM son peor valoradas que las AFM? Incomprensible. Pura contradicción que contribuye a la ocultación de parte de la verdad y hace que la otra parte se convierta en una mentira letal.
El summum de la contradicción desinformativa, de la ambigüedad en el mensaje que transmite, es el RACE. Real Automóvil Club de España. Como ya he comentado, es el referente en nuestro país en análisis y valoración de sillas infantiles. En sus rankings y valoraciones se basan muchos padres para la elección de la sillita más segura para sus hijos. A sus rankings somos remitidos los padres desde otras instituciones relacionadas con la seguridad vial e incluso por los pediatras. También en las tiendas de bebé se usan estos rankings como sólidos argumentos de venta. Insisto, porque esta contradicción es clave para comprender la desinformación que padecemos: el RACE por un lado recomienda que los niños viajen a contramarcha el mayor tiempo posible asumiendo las estadísticas y evidencias físicas, pero por otro coloca en lo más alto de sus rankings sillas a favor de la marcha puntuando la seguridad de las sillas en impactos frontales sólo un 20% sobre el total de la puntuación. Además califica de calidad inferior[8] la protección ofrecida por sillas a contramarcha sin justificar esa valoración y no haciendo nunca referencias al Plus Test sueco, creando un vacío informativo sobre el test de seguridad más exigente del mundo. A lo largo del libro hablo del RACE y sus contradicciones y justifico lo que aquí afirmo sobre esta organización.
Mi conclusión: los niños en España no viajan seguros porque los padres somos víctimas de una desinformación severa y no podemos confiar en las instituciones para que esto cambie, porque son éstas las que contribuyen a crearla. Son desgarradores testimonios de padres de víctimas de sillitas a favor de la marcha y la difusión informativa del movimiento a contramarcha los que están consiguiendo que cada día más padres abramos los ojos.
[1] http://www.acontramarcha.com/foro/content.php?153-ACM-en-el-Mundo
https://sillasdecoche.fundacionmapfre.org/infantiles/images/segvial-mirando-hacia-atras_tcm725-93539.pdf
[2] http://www.race.es/seguridadvial/formacion-race/sillas-infantiles/sentido-inverso-marcha
[3] http://blog.racc.es/coche-y-moto/i-size-nueva-generacion-sri/
[4] https://sillasdecoche.fundacionmapfre.org/infantiles/images/segvial-mirando-hacia-atras_tcm725-93539.pdf
[5] https://sillasdecoche.fundacionmapfre.org/infantiles/images/segvial-mirando-hacia-atras_tcm725-93539.pdf
[6] https://sillasdecoche.fundacionmapfre.org/infantiles/
[7] https://sillasdecoche.fundacionmapfre.org/infantiles/comparador-sillas/comparador/default.jsp El 24 de febrero de 2017, repasando los contenidos he descubierto que Mapfre ha eliminado el comparador de sillitas. A pesar de que aún sigue saliendo en los resultados de búsqueda de Google, la página dirige a otra url.
[8] http://www.race.es/comparador-de-sillas-infantiles/silla/axkid-duofix-2014