En nuestro país, profesionales de diferentes sectores coinciden en que los niños, por su seguridad, deben viajar de espaldas a la marcha hasta los cuatro años.
Jesús Rodríguez
Guardia Civil
Publicó un artículo[1] en la revista DGT en el que afirma que el mejor sistema (SRI) es aquel que mejor se adapte a nuestro hijo y a nuestro coche y, por supuesto, que como mínimo hasta los 4 años, permita que el menor viaje de espaldas a la marcha.
«Llevo 15 años trabajando a diario en la carretera, acudiendo a accidentes de manera cotidiana. Y desde hace tres años, dando charlas de información a familias por todo el territorio canario y peninsular. (…) Antes de nacer nuestro hijo, mi mujer y yo hicimos un estudio para ver cuál era la manera más segura de llevar a nuestro hijo en el coche. Tras analizar toda la información que llegó a nuestras manos, tuvimos claro que la manera más segura en la que podía viajar nuestro hijo era de espaldas a la marcha no solo el límite legal sino el mayor tiempo posible.
Analizando toda la información a la que tuvimos acceso y unida a mi experiencia personal propia, tengo claro que mi hijo nunca viajará en una sistema de retención infantil con escudo.
Tampoco viajará mi hijo en una silla mirando al frente con arnés de 5 puntos. El arnés inmoviliza la zona de la clavícula y los hombros y la zona de las caderas. En caso de accidente o en caso de un hecho tan cotidiano como es tener que detener bruscamente el vehículo, el arnés hará que nuestro hijo quede inmovilizado en su silla, pero no podrá evitar el desplazamiento hacia adelante de la cabeza, que es la parte del cuerpo de un niño que más pesa, provocando la elongación del cuello, pudiendo tener consecuencias fatales.
En mi opinión y en la de muchos expertos en seguridad infantil, los dos sistemas anteriores exponen a lesiones evitables. Evitan que el niño salga despedido de la silla, lo retienen dentro de la misma, pero no protegen eficazmente al bebé.
La mejor manera para llevar a un niño, como mínimo hasta los 4 años, es en un sistema a contramarcha. Y aquí hablo desde mi experiencia personal. Por mi trabajo, acudo a muchos accidentes. El último al que fui donde estaban implicados niños, resultó muy clarificador para mí. Imaginad una colisión múltiple entre varios turismos. En uno de ellos la conductora era la abuela y los tres nietos en los asiento traseros.
Dos de ellos iban de frente a la marcha. El más pequeño a contramarcha. ¿Sabéis quién fue el único ileso? Como ya suponéis,el único ileso fue el que iba a contramarcha. Los otros dos tuvieron lesiones en cabeza y cuello.
¿Y por qué hasta los 4 años mínimo a contramarcha? Pues porque a partir de esa edad es cuando se puede comenzar a utilizar el cinturón de seguridad mirando al frente en un grupo 2/3 que lo guíe de forma correcta. A esa edad, la musculatura del cuello, cervicales y columna vertebral ya esta osificada y formada. Aunque si tu hijo puede ir a contramarcha pasado los 4 años en función de su peso y altura y según la silla donde vaya, llévalo el mayor tiempo posible, hasta el límite de peso o altura de la silla, pudiendo llegar hasta los 6, 7 u 8 años.
Papás y mamás… no tengan prisa por poner a su hijo mirando de cara a la marcha. Los niños NO se marean por ir a contramarcha, no se aburren, no se rompen las piernas. Los pequeños, a contramarcha, viajan seguros.»
José Ignacio Quero[2]
Fisioterapeuta colegiado en el Ilustre Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Andalucía, especialista en Terapia Manual y en trastornos cráneo-cérvico-mandibulares que ha ejercido como coordinador en el Centro de Reeducación Neurológica y de Lesión Medular en Francia (IMB Breteuil)
«Tanto la anatomía humana como la psicomotricidad y evolución del niño confirman que las sillas a contramarcha son las más seguras en las que puede viajar un niño, al menos hasta los cuatro años.
Como se puede observar a simple vista, la cabeza del niño es proporcionalmente mayor al resto del cuerpo (20-25% del peso frente al 6% del adulto). El sistema de tensegridad fascial, y de estabilización activa y pasiva aún se están desarrollando, de ahí la importancia de proteger al niño de cualquier tipo de lesión en este segmento, como el latigazo cervical, que podría provocar, sin duda, la muerte o lesiones irreversibles debido al daño neurofisiológico.
Los ligamentos cervicales de los pequeños no están diseñados para soportar el peso de su cabeza proyectada por la fuerza de un impacto, ya que una proyección anterior del cráneo crea una fuerza exponencialmente mayor a la que puede resistir la estructura ósea aún en desarrollo. El riesgo no es exclusivo a un accidente en autopista a gran velocidad, a veces, un simple frenazo, en un stop en la esquina de casa, puede ser el causante. Al no tener la estabilidad cervical necesaria, si el pequeño sobrevive a la luxación atlanto axoidea, (que sería la principal causa de muerte, la sección del tubo neural), las vértebras pueden dañar éste, provocando lesiones irreversibles en el niño: desde parálisis braquiales, las más frecuentes, hasta problemas motores y neurales mayores.
Podríamos decir por tanto, que con las sillas a contramarcha la fuerza generada en un impacto es soportada por el respaldo de la silla y ésta no se aplica sobre el frágil cuello de los pequeños, minimizando el riesgo de lesión.»
Dra. Cristina Puente Sánchez[3]
Pediatra del Hospital Ruber Internacional
«Los pediatras debemos velar por la seguridad infantil y alertar a los padres de que viajar ACM es la opción más segura para sus hijos. Para la especialista, no está siendo un camino fácil, teniendo en cuenta que la legislación española solo obliga a los niños a viajar de espaldas hasta los 15 meses, que en los ránkings de los clubes automovilísticos las sillitas de frente superan con creces las ACM, (sorprendentemente la puntuación de seguridad supone solo un 6% del porcentaje final de la nota) y que en las tiendas apenas se recomienda, es entendible el desconocimiento y los falsos prejuicios de algunos padres. Deberíamos aprender de los países escandinavos».
Ana Urbieta[4]
Dra.en Ciencias Físicas y Profesora de la Universidad Complutense
«Viajando en el sentido de la marcha, tanto en una colisión frontal como en una por alcance, la inercia del movimiento empuja a los ocupantes del vehículo hacia delante. El arnés o el escudo de las sillas AFM, retiene el cuerpo, pero no la cabeza del niño, así que el tirón se lo lleva su cuello. Y ese cuello no está preparado para soportar esa fuerza, y se parte la columna. La única forma de impedir ese tirón, es impidiendo el movimiento de la cabeza hacia delante utilizando un SRI en el sentido opuesto a la marcha.»
Jesús Monclús[5]
Director de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre y Doctor en Ingeniería Industrial
En el Dossier de la Fundación MAPFRE 2016 de Seguridad Vial Infantil en el Automóvil en España y Latinoamérica: Sillitas Infantiles 2016 destaca que las sillas orientadas de espaldas a la marcha reducen hasta en un 96% las lesiones. «En su mayoría, éstas se evitarían si todos los niños viajaran mirando hacia atrás hasta los 4 años como mínimo, o hasta los 25 kg y 1’20 cm, peso y altura máxima que permiten este tipo de sillas a contramarcha, siempre siguiendo las instrucciones de cada fabricante».
[1] http://revista.dgt.es/es/opinion/articulos/2016/0519Jesus-Rodriguez-guardia-civil-apoyo-a-contramarcha.shtml
[3] http://www.elmundo.es/motor/2016/09/19/57dfc37ce5fdea1d498b4598.html
[4] http://www.elmundo.es/motor/2016/09/19/57dfc37ce5fdea1d498b4598.html
[5] http://www.elespanol.com/reportajes/grandes-historias/20161028/166484276_0.htm