La precursora de la contramarcha en España es Cristina Barroso. Como dije antes, no tengo el gusto de conocerla, pero como padre que se ha informado sobre la contramarcha he leído muchas de sus explicaciones, he visto muchos de sus videos y le estoy muy agradecido por la labor informativa que realiza. Ella cuenta[1] que en su tienda vendía las sillas a favor de la marcha que desde siempre se han vendido en España y que un día un cliente sueco le dijo que en su país las sillitas se instalan en sentido contrario. Esto despertó su curiosidad y después de debatir con él y de investigar sobre el tema no volvió a vender sillitas a favor de la marcha con arnés ni escudo y comenzó a promover la contramarcha en nuestro país. Ha creado páginas y foros en Internet donde se ofrece toda la información y se asesora a padres interesados en el tema. Ha grabado videos en Youtube y acude a programas de radio y televisión cuando la invitan a hablar sobre seguridad vial infantil. Otros profesionales del sector se han unido a su iniciativa y colaboran asesorando y respondiendo dudas.
Los mismos detractores que tachan de radicales a los padres que trasmiten la información sobre contramarcha denuncian que detrás de este movimiento hay tiendas y marcas con intereses comerciales. Afirman que los responsables detrás de los foros de Internet y los grupos de Facebook en los que se aconseja llevar a los niños a contramarcha y se recomiendan modelos de sillitas a los padres que piden consejo son los propios distribuidores y que siempre recomiendan sus marcas. Sé que esto último no es cierto puesto que yo mismo he solicitado consejo y he leído muchas recomendaciones dadas a otros padres y siempre, sin excepción, se aconsejan diferentes modelos en base a los datos del niño, del coche y de las necesidades que especifican los padres. Y siempre, sin excepción, se insiste en que se acuda a una tienda especializada donde puedan probar diferentes modelos de silla para verificar cuál es el que mejor se adapta al coche y al niño antes de realizar la compra.
Respecto a las descalificaciones que he leído en la red basadas en que detrás del movimiento hay profesionales que venden este tipo de sillas y que son distribuidores de las sillas que se recomiendan, no lo sé ni he dedicado un sólo minuto a tratar de averiguarlo, porque no me importa. Los datos son tan claros y contundentes que estas descalificaciones me resultan ridículas. No importa quién venda estas sillitas, todos los niños deberían viajar en ellas y deberían venderse en todas las tiendas. Siento un profundo agradecimiento hacia las personas que contribuyen a extender la información y siento envidia sana hacia quien pueda ganar dinero ayudando a los padres a descubrir la verdad y a que sus hijos viajen de forma segura. Algunos profesionales, movidos por su deber moral de no vender dispositivos peligrosos para los niños, han asumido un riesgo comercial al orientar sus negocios hacia las sillitas a contramarcha, un sistema poco conocido y usado en nuestro país. Ahora que la información llega a más personas y cada vez son más los padres que buscan este tipo de sillas, me alegro sinceramente si les va bien y ganan mucho dinero. Poco a poco la información llegará a muchas más personas y es muy probable que aumente tanto la demanda de sillas a contramarcha que sean muchas más las tiendas que comiencen a distribuirlas y muchos más los fabricantes que se vean obligados a desarrollar modelos de sillitas a contramarcha. Nada impide a nadie abrir una tienda especializada en sillitas a contramarcha o añadir estas sillas al catálogo de productos de cualquier tienda. Tampoco hay impedimentos de ningún tipo para que cualquier marca desarrolle nuevos modelos de sillitas de espaldas a la marcha. El movimiento avanza lento, pero la fuerza de la evidencia es imparable. Para las tiendas de puericultura se presenta una gran oportunidad comercial, puesto que aún son muy pocas las tiendas especializadas en sillitas a contramarcha y trabajar ese nicho puede ampliar sus beneficios. Los vendedores son los asesores más importantes de los padres. Su desconocimiento del peligro de las sillitas a favor de la marcha hace que muchísimos niños viajen inseguros. Estoy convencido de que si conocieran toda la información esto cambiaría y pocos serían a los que su conciencia les permitiera ignorar los datos. Están en primera línea del frente recibiendo a familias desorientadas que se ponen en sus manos para dejarse asesorar. Que cada día más vendedores conozcan el peligro que supone para los niños viajar a favor de la marcha es la clave para que sus clientes se vayan de su tienda con lo que han ido a buscar, una sillita que proteja de verdad a sus hijos.