La definición técnica de lo que todos llamamos la sillita del coche es Sistema de Retención Infantil (SRI). Como su nombre indica, la función de estos dispositivos es retener al niño, sujetarlo. Las sillitas que usamos hoy día en España y Europa, a favor de la marcha, tuvieron su origen en Inglaterra y Estados Unidos. Estas sillitas han evolucionado hasta las actuales sillitas a favor de la marcha siendo consideradas un dispositivo de seguridad, aunque no fueron concebidas para proteger, sino para sujetar. Se consideró necesario evitar que los niños tuvieran libertad de movimiento dentro del coche para que no molestaran al conductor y no provocaran un accidente, así que inventaron un sistema que los mantuviera sujetos, retenidos. Con posterioridad se observó que además era más seguro para un niño quedar sujeto al SRI que salir disparado y golpearse contra la luna o los asientos delanteros en caso de accidente. Mientras Inglaterra y Estados Unidos exportaban al mundo su concepto de SRI, en Suecia inventaban los dispositivos a contramarcha, en cuya génesis el objetivo principal no fue retener al niño, sino protegerlo. Por eso concibieron las sillitas con orientación a contramarcha, imitando la posición en que aterrizan los astronautas, de espaldas, pues comprendieron y estudiaron que en esa posición el respaldo soporta y distribuye la fuerza, evitando que ésta se aplique sobre cuello y espalda.
El resultado de utilizar dispositivos concebidos para proteger y diseñados de forma eficaz para tal fin es que en Escandinavia ni un solo niño ha resultado gravemente herido en una silla a contramarcha durante los últimos 20 años. En los países escandinavos tienen la tasa de mortalidad infantil en carretera más baja del mundo, y Noruega pudo afirmar que en 2015 ningún menor de cuatro años falleció como ocupante de un vehículo. Según la Administración Nacional Sueca de Carreteras, los niños que viajan en la silla en el sentido de la marcha corren 5 veces más riesgo de sufrir lesiones que los que viajan en sentido contrario.[1]
Los suecos llevan más de 40 años llevando a sus hijos a contramarcha. Los padres que hoy día llevan a sus hijos de esta forma ya viajaron así cuando fueron niños. Es algo habitual allí y no es una medida obligatoria, pero la gran mayoría la aplica porque es una evidencia física que ir a favor de la marcha es peligroso para los niños.
¿Por qué los suecos fueron a contracorriente? ¿Por qué cuando el resto del mundo comenzó a considerar necesario usar sistemas de retención infantil y los concibieron a favor de la marcha los suecos lo hicieron al revés? Fue gracias al Doctor Bertil Aldman, a Thomas Turbell[2] y a las autoridades suecas. Además de tener un papel importante en la implantación del cinturón de seguridad de tres puntos que hoy día usamos todos los adultos, el profesor Aldman trabajó para descubrir la forma más segura de transportar a los niños. Basándose en la forma en que volvían a la Tierra los astronautas y en aspectos de la morfología infantil, concluyó que la forma de reducir las lesiones de los niños es utilizar un sistema que ante impactos mantenga alineados cabeza, cuello y espalda. En 1965 se diseñó la primera sillita a contramarcha.
Thomas Turbell, a quien le debemos el desarrollo del sistema Isofix, amplificó desde la Agencia de transportes Sueca el mensaje de Aldman haciéndolo llegar a autoridades y medios de comunicación. De hecho el sistema Isofix nació ante la necesidad de facilitar la instalación de sillitas a contramarcha de la mano de Turbell con la colaboración de Richard Lowne, Björn Lundell (Volvo) y Claes Tingvali.
En Suecia la pérdida de ninguna vida es aceptable. Éste es el lema de su proyecto Vision Zero[3], creado en 1997 y basado en la simple certeza de que somos humanos y cometemos errores, no sólo como conductores descuidados, desinformados o negligentes, sino también como ingenieros y expertos. Por eso, tras accidentes con consecuencias mortales se toman medidas a nivel técnico que ayuden a evitar las muertes en futuras circunstancias similares. Gracias a la filosofía de este proyecto los sistemas de seguridad mejoran constantemente, y se realizan tests de seguridad voluntarios realmente útiles y clarificadores.
El compromiso sueco con la seguridad es innegable, y los avances a consecuencia del mismo nos benefician a todos. Muchos de estos avances han sido adoptados por el resto de países, en mayor medida los que afectan a los adultos. Pero los sistemas y medidas de seguridad orientadas a los más pequeños, así como el Plus Test de impacto específico que certifica estas medidas, no tienen la misma aceptación, e incomprensiblemente no son secundados aún en Europa y el resto del mundo de forma mayoritaria a pesar de su demostrada efectividad.