Las mejores sillas a contramarcha suelen ubicarse en un rango de precio de entre 350€ y 600€. Son mejores porque son más seguras, ya que incluyen elementos de seguridad como pata de apoyo, arco antivuelco o lowtheters de los que carecen modelos de precio inferior. Además, los materiales y acabados de estas sillas suelen ser de más calidad y ofrecen al niño un mayor confort al dejarle espacio para las piernas. Cuando a los padres se les recomiendan las sillas a contramarcha y ven estos precios piensan que son un producto de lujo. No suele ocurrir lo mismo cuando se valoran precios de cochecitos, pero cada cual es libre de establecer sus prioridades y ése es un terreno en el que no voy a entrar. También existen modelos de menor precio, denominadas por los asesores como sillas a contramarcha lowcost. Hay sillitas del grupo 0/1 por menos de 200€ en los que el niño podrá viajar a contramarcha hasta los 18 kilos, aproximadamente los 4 años. Aunque estas sillas lowcost son menos cómodas para el niño y no incluyen todos los elementos de seguridad antivuelco ni las densidades ni materiales de modelos más caros, son una buena opción para coches de uso esporádico y trayectos cortos, como puede ser el coche de los abuelos, y son también una posible solución a un problema de presupuesto de padres que quieren llevar a sus hijos seguros a contramarcha. Desde luego evitarían el riesgo de lesión cervical que suponen las sillitas a favor de la marcha con arnés o escudo. El problema es que el niño no irá cómodo, no tendrá espacio para las piernas, protestará, se quejará, y ante esta situación muchos padres optan por darles la vuelta de cara a la marcha.
En las sillitas a favor de la marcha ocurre lo mismo, encontramos sillas de precio muy bajo que pueden comprarse por 40€ en grandes superficies para evitar multas, y modelos de mayor calidad que se pueden adquirir por unos 400€. Calculo de forma aproximada que la diferencia de precio entre las sillitas más caras a favor de la marcha y las más caras en contra de la marcha puede rondar los 200€ según comparativas de varias sillas que he realizado en Google.
Es posible que los precios evolucionen y quizás en un tiempo varíen respecto a las cantidades aproximadas indicadas aquí. Pero es un hecho que entre sistemas SRI hay un escalón, una diferencia de precio superior de las sillitas a contramarcha sobre las a favor de la marcha. Cada familia tiene una situación económica diferente, y no todas podrán asumir esa diferencia con la misma facilidad, pero estoy convencido de que si los padres conocieran todos los datos aportados en este libro y fueran conscientes del peligro que supone para sus hijos viajar en una sillita a favor de la marcha con arnés o escudo, fijarían esa diferencia, esos 200€, como un objetivo prioritario y serían capaces de mover los hilos de su economía familiar para en mayor o menor tiempo poder superar ese escalón.
La escala de precios es un concepto que conocemos de sobra, y que afecta por igual a sillitas a favor y a contramarcha. Se trata de la relación calidad-precio por la que como consumidores asumimos que modelos más caros serán mejores que otros más baratos. Esto afecta a cualquier categoría de producto en el mercado, relacionada o no con los niños. Es cierto que en muchas categorías, dentro y fuera del sector bebé, factores ajenos a la calidad del producto relacionados con el marketing y la imagen de marca pueden influir en la variable precio sin que un aumento en la misma esté asociado a una mayor calidad. Pero en la categoría de los SRI la relación calidad-precio es en general muy acertada, y un mayor precio suele ir asociado a mejores acabados y materiales, acolchados más densos, anclaje isofix, o a la inclusión de elementos extra de seguridad, como los ya comentados sistemas antivuelco.
Esta escala de precios está presente en todas las compras obligatorias para un bebé: cochecito, cuna, cambiador, bañera, escucha bebés y todos los productos que se suelen preparar cuando un nuevo miembro de la familia llega a casa. Imagino que una familia ajusta su presupuesto para comprar el mejor que puede de cada uno de esos productos necesarios. Y, no sé por qué, pero supongo que por costumbre o porque el cochecito ya incluye una sillita grupo 0 con la que el bebé puede viajar una temporada, la compra del SRI se pospone y en la mayoría de las ocasiones queda fuera del presupuesto. Cuando llega la hora de que el bebé deje el grupo 0 (la mayoría de las veces antes de haberlo agotado) y hay que comprar una nueva sillita, el presupuesto se ha agotado y con la misma filosofía, se compra el mejor que se pueda en ese momento. Y en ese momento sillas con precios más elevados son consideradas como un lujo no asumible por la familia, así que no se le da más vueltas y se compra una sillita a favor de la marcha, que son las que venden en todas partes, porque se piensa que la homologación significa que es segura, y que en caso de no serlo, no estaría permitida su venta. No se plantea un esfuerzo económico para una silla a contramarcha por la seguridad del niño porque no se percibe el riesgo de una silla a favor de la marcha que es más barata, es la que recomiendan en las tiendas, la que usa todo el mundo y además es percibida como más segura gracias a los rankings del RACE. Estoy convencido de que esto suele ocurrir porque los padres no conocen el riesgo de viajar a favor de la marcha con arnés o escudo antes de los cuatro años. Espero que aquéllos que tengan la suerte de recibir esta información puedan usarla para establecer las prioridades de compra de productos para su bebé si lo estiman oportuno, ya que de ninguno de todos los productos que necesitan para el bebé depende la supervivencia de su hijo tanto como de la sillita del coche.
En otras ocasiones son familiares o amigos quienes asumen la compra del SRI como un regalo a la familia, o directamente regalan dinero o preguntan a los padres qué necesitan. No voy a decir a nadie qué debe comprar ni cuándo hacerlo, ni qué tiene que pedir como regalo a la familia ni en qué tiene que gastar el dinero que le regalen. Estoy convencido de que la información sobre el peligro de ir a favor de la marcha se está extendiendo y que los padres sabrán priorizar. Es cuestión de tiempo que cada día haya más padres informados, que los patrones de compra que he extrapolado desde mi propia percepción y experiencia, si realmente existen, se vayan actualizando y las familias dejen de considerar las buenas sillitas a contramarcha un lujo. Con el tiempo y la difusión de la información cambiarán las costumbres, se organizarán las compras y presupuestos dando prioridad a los productos de los que dependen la seguridad de los bebés.
Por otro lado, hay padres que reciben la información sobre contramarcha cuando ya tienen uno o varios niños viajando en sillitas a favor de la marcha con arnés o escudo para las que ya se ha hecho un esfuerzo económico importante o para las que ya se han amortizado regalos de familiares y amigos. Es la situación más difícil, pues el esfuerzo económico es doble y tener que desechar las sillitas ya compradas es una decisión dura que dificulta dar el paso. Pero tratándose de la seguridad de los hijos muchos padres están haciendo el cambio a contramarcha en cuanto conocen la información completa y son conscientes del peligro de las sillas en las que viajan sus hijos. Quizás el niño ya sea lo bastante grande para pasar a un grupo 2/3 con cinturón, y los padres lo pasen antes de lo que tenían pensado a esta sillita para evitar el riesgo. Quizás el niño no sea tan grande y la única solución sea desechar la sillita a favor de la marcha con arnés o escudo y comprar una nueva que permita viajar a contramarcha. En este caso, los padres deben tener muy claro que han sido víctimas de la desinformación, y de que la seguridad de su hijo no es un lujo, sino una necesidad. Ojalá nunca tengan que alegrarse de haber tomado la decisión de cambiar a su hijo a contramarcha, ojalá cuando pase el tiempo puedan lamentarse, si lo desean, del dinero extra que gastaron, porque esto implicará que no han tenido ningún percance al volante. Lo mismo deseo a los padres que tras conocer esta información sigan llevando a sus hijos a favor de la marcha, que nunca tengan un accidente. Ojalá nunca tengan que lamentarlo.
Para aquéllos que no consideran las mediciones de fuerza ofrecidas en este libro una razón suficiente para cambiar la orientación del SRI de sus hijos, y sólo valoran el precio de las sillitas, cito una frase que se me impactó de la madre de Saya en el video de Youtube[1] al que me refererí cuando hablé de las víctimas: “Vivir con un niño con paraplejia es infinitamente más caro que la mejor de las sillas de auto a contramarcha”.