¿Por qué este libro?
Este libro no debería haberse escrito nunca. Yo no debería haber dedicado mi tiempo a escribirlo. Tú no deberías tener que dedicar tu tiempo a leerlo. Y ninguno de los dos debería verse obligado a comprender conceptos de física, fisionomía, mediciones de fuerza aplicada sobre dummies en pruebas de impacto, límites de resistencia, vectores verticales, ni bucear en datos técnicos de informes oficiales para poder elegir una sillita segura para nuestros hijos.
Los padres deberíamos entrar a un establecimiento de venta de sistemas de retención infantil sin tener que conocer todo esto, y deberíamos salir del mismo con la certeza de que la sillita que hemos comprado protegerá a nuestros hijos; con la certeza de que la homologación que ha superado la sillita para que se permita su venta garantiza la protección de los niños que la utilizarán; con la certeza de que el ranking de sillitas que previamente hemos consultado pone en primer lugar a las más seguras; con la certeza de que el vendedor conoce los productos que vende y que nos ha recomendado la opción más segura posible; con la certeza de que las autoridades, las organizaciones de tráfico y de consumidores no permitirán la venta de productos perjudiciales para nuestros hijos.
Resulta paradójico que ninguna de estas certezas sea cierta. Y esta paradoja es la que justifica que este libro haya sido escrito y tú lo estés leyendo. Los padres necesitamos hacer un esfuerzo por nuestros hijos, por superar la falta de información que sufrimos y por descubrir el peligro de llevar a nuestros hijos en cierto tipo de sillitas que superan homologaciones, son recomendadas y vendidas a aquéllos que caemos en el comprensible error de confiar en instituciones y vendedores del sector. Ese esfuerzo nos permitirá adquirir el conocimiento necesario para elegir con criterio sillitas que de verdad protegerán a los pequeños sin poner en riesgo su vida.
No estoy descubriendo nada nuevo, y es probable que ya hayas encontrado información sobre este tema en Internet. El movimiento a contramarcha ha cogido mucha fuerza a raíz de la campaña Ni un peque más en peligro[1] de mayo de 2016, y ha ampliado el radio de difusión de la información que Cristina Barroso, cual Prometeo robando el fuego de los dioses para llevarlo a los hombres, comenzó a compartir en varios blogs y en http://acontramarcha.com, página con la que colaboran profesionales y blogueras del sector. La misma información que los padres de Gabriel difunden de manera infatigable con la esperanza de evitar su dolor a otras personas. Gracias a todos ellos cada día somos más los padres que conocemos el peligro de las sillitas a favor de la marcha y damos la vuelta a nuestros hijos en sillitas que los protegen de verdad. Es un movimiento viral que avanza, imparable pero lento, a través del boca a boca entre familiares y amigos y de campañas privadas que consiguen cierta repercusión en los medios e Internet, combatiendo la costumbre social y la ambigüedad de instituciones que nos hacen víctimas de una desinformación letal para nuestros hijos.
Toda la información sobre las sillitas a contramarcha y el peligro de las sillitas a favor de la marcha con arnés o escudo para niños menores de cuatro años está ya publicada en Internet, en blogs, páginas web, foros, videos, documentos oficiales y grupos de Facebook, en español y otros idiomas, que responden en un bucle infinito a las mismas preguntas que formulan padres atormentados por la verdad que acaban de conocer. Entonces ¿por qué escribo este libro? ¿Acaso me estoy autoproclamando paladín de la verdad, del movimiento a contramarcha, utilizando un material que ya existe en Internet? Nada más lejos de la realidad. Sólo soy un padre que tuvo la suerte de ser alcanzado por la campaña Ni un peque más en peligro a través de prensa online. Este impacto me movilizó para recabar más información, y una vez me hube documentado navegando los siete mares de la red, unificando contenidos dispersos publicados por profesionales, particulares y medios de comunicación de todo el mundo, después de leer cientos de hilos de muchos foros y entradas y comentarios de muchos blogs, con espíritu crítico y duda metódica consulté a expertos y busqué datos que justificaran cada una de las teorías sobre las que se asienta el movimiento a contramarcha.
Escribo este libro porque encontré los datos que justifican esas teorías, porque quiero apoyar al movimiento, ofrecer un punto más de acceso a la información, unificándola en un nuevo formato para aportar mi granito de arena y sumar mi hombro al esfuerzo por que cada día más padres conozcan la verdad y más niños viajen seguros. El movimiento a contramarcha realiza una loable labor informativa, pero cuando me interesé por este tema me hubiera gustado leer un libro como éste, y como no lo encontré intento colaborar con el movimiento escribiéndolo y compartiéndolo con cualquiera que quiera leerlo. La unificación e indización de los contenidos dispersos que recopilé para mi propio proceso informativo puede ayudar a otros padres a descubrir la verdad, y la presentación de los datos que corroboran y demuestran como cierta la información presentada puede ayudar a otros padres a dar credibilidad al movimiento a contramarcha. Ésas son las principales razones por las que he escrito este libro, aunque aún hay una razón oculta que te desvelaré en breve.
¿Quién lo escribe?
Un padre anónimo en cumplimiento de lo que considera un deber moral y un pequeño aporte en el esfuerzo por conseguir que esta información se propague lo más rápido posible. No tengo el gusto de conocer personalmente a Cristina Barroso ni a ninguna persona del movimiento a contramarcha. De hecho ni siquiera han aceptado mi solicitud para entrar en el grupo de Facebook A contramarcha Salva vidas[2], aunque he conseguido información del grupo gracias a otra persona que sí está dentro. Tampoco tengo relación comercial con ninguna marca ni tienda de sillitas. Por el contrario, he invertido mi tiempo en escribir este libro para que más padres tengan la oportunidad de descubrir la verdad que se les oculta, y pago de mi bolsillo el mantenimiento de la página web del libro para que la información esté siempre accesible. No me mueve más que el deber moral de transmitir una información que considero vital para la seguridad de los niños y desconocida por la gran mayoría de padres de España. No pierdas tu tiempo investigando sobre mis intereses ocultos, pues no existen.
Mi labor ha consistido en compilar, organizar e hilvanar información, y mi única formación en este campo es la que he podido conseguir de forma autodidacta leyendo sobre este tema en Internet. Con este filtro debes recibir lo que escribo, con espíritu crítico, con disposición a contrastar lo expuesto y a consultar las fuentes en las que me baso para comprobar la veracidad de la información compilada.
¿A quién va dirigido?
Los destinatarios principales de este libro son padres. Sufrimos desinformación sobre sistemas de retención infantil y no se puede confiar en que las instituciones públicas y organizaciones privadas causantes de la misma cambien de la noche a la mañana su modus operandi a causa del libro que ha escrito un padre anónimo. Los padres son los principales destinatarios de lo que aquí se expone porque el amor a sus hijos y la necesidad de protegerlos les permitirá abrir sus mentes a teorías expuestas desde un canal no oficial, pero basadas en argumentos racionales, y a asimilar datos y estadísticas que las demuestran, cuyas fuentes serán convenientemente enlazadas, a pesar de que dinamiten la costumbre social y contradigan informaciones difundidas desde organismos oficiales y referentes del sector.
Los destinatarios secundarios son los vendedores de sistemas de retención infantil. Es un hecho palpable la falta de conocimiento de estos profesionales sobre sistemas de retención infantil a contramarcha y los riesgos asociados a las sillitas a favor de la marcha que venden de forma mayoritaria. Casi todas estas personas se limitan a vender los modelos de sus proveedores convencidas de que son productos seguros y ajenas a la existencia de los modelos a contramarcha más allá de los grupos 0 y 0+. Estoy convencido de que si recibieran la información que aquí se expone habría muchas más tiendas vendiendo este tipo de sillitas y la difusión del mensaje y la cantidad de niños que viajarían seguros aumentarían de manera exponencial.
¿Por qué una calavera?
¿Por qué la muerte en la portada de un libro cuyo objetivo es proteger la vida de los niños? Porque no sólo quiero informar sobre la media verdad que ya deben conocer los padres o que tienen accesible a través de canales oficiales u otras acciones del movimiento: viajar a contramarcha es más seguro; sino que considero esencial alertarles y hacerles conscientes de la media verdad que se nos oculta: las sillitas a favor de la marcha son peligrosas y suponen un riesgo de muerte real para los niños que las utilizan.
Hace tiempo estudié cómo la DGT alternaba en sus campañas de concienciación dos estrategias comunicativas. Si un año empleaba un mensaje duro y contundente mostrando accidentes, el dolor de los familiares y las consecuencias de una conducción irresponsable, al siguiente usaba un mensaje edulcorado mostrando felices escenas familiares y aconsejando la conducción responsable para que esas escenas fueran posibles y no faltara en ellas ningún miembro de la familia. Estudios posteriores demostraban que los mensajes dramáticos obtenían mayor porcentaje de penetración en la audiencia.
Este libro no tendrá la difusión de una campaña de la DGT ni aparecerá en los medios de comunicación. La calavera, la urgencia del eslogan y el dramatismo del título persiguen el objetivo de captar la atención de los padres y alertarles de un peligro real apelando a su instinto de protección hacia sus hijos, y con esos objetivos van a estar presentes en todos los elementos gráficos derivados de esta obra. Si consigo captar su atención, los padres dispondrán de información objetiva apoyada por mediciones y datos extraídos de documentos oficiales sobre cuya autenticidad no cabe la menor duda, con enlaces a los mismos para las verificaciones pertinentes y con la esperanza de que el peso de la evidencia científica les dé la fuerza que necesitan para ir a contracorriente y anteponer la seguridad de sus hijos frente a cualquier costumbre social por arraigada que esté.
A los anti contramarcha
La orientación de la sillita de coche de los niños es casus belli en la red, genera polémica allí donde se debate sobre la misma. Lo he presenciado en multitud de sitios en Internet. Si eres una de esas personas detractoras de las teorías y recomendaciones del movimiento a contramarcha, te pido que durante el tiempo que dediques a la lectura de este libro abras tu mente y aparques temporalmente tus ideas previas. Afronta desde cero y con espíritu crítico lo que aquí se expone, y al final contrástalo con tus concepciones previas y comprueba si esas concepciones tienen fuerza suficiente para desmentir o anular alguno de los datos presentados.
Mi postura está clara. Nunca he tomado parte en los conflictos dialécticos que proliferan en la red sobre orientación de sillitas infantiles, y aunque respeto planteamientos que no coinciden con los míos siempre que no atenten contra la libertad individual ni los Derechos Humanos, no puedo considerar las dos posturas válidas, ya que la certeza científica no puede ser pasto de relativismo. En este caso en particular me siento en el deber moral de informar a todo el mundo sobre la seguridad de sus hijos y el peligro al que los exponen en sillitas a favor de la marcha, a pesar de que haya personas que no quieran escuchar. Y ésta es la razón oculta por la que también he escrito el libro. Facilitándoles un enlace al mismo cumplo mi deber moral de informarles sin la pérdida de tiempo y la frustración que provoca dialogar con alguien que no te quiere escuchar.
Me consta que individuos a favor del movimiento a contramarcha traspasan el límite insultando a través las redes sociales. La vehemencia y pasión por informar no debe caer nunca en el insulto, pues además de un acto execrable es un obstáculo para que la información siga avanzando y una justificación para que otros padres la rechacen y sigan llevando a sus hijos en sillitas peligrosas. Sólo se pueden abrir los ojos a la verdad desde la razón y la presentación de datos objetivos. Si alguien te ha insultado en relación a la orientación de las sillitas, por favor, ignóralo y no le concedas la importancia que no tiene. No merece la pena que a causa de energúmenos maleducados des la espalda a una información tan valiosa promovida por profesionales y padres movilizados ante la incomprensible ambigüedad de las instituciones y a los que sólo preocupa la seguridad de los más pequeños.
No creo que seas un mal padre ni una mala madre por llevar a favor de la marcha a tus hijos. Sé que si lo haces es porque lo consideras más seguro para ellos, y creo que esto sólo es posible si no has recibido la información de la forma adecuada ni has tenido acceso a datos que la sustentan. Con este libro aspiro a que esto cambie y tengas una información clara siempre justificada con datos, estadísticas e informes que puedas verificar por tus propios medios. Si después de leer el libro sigues llevando a tus hijos a favor de la marcha no habré hecho bien mi trabajo, y espero que a través de alguna otra acción del movimiento a contramarcha puedas llegar a abrir los ojos.